Lo que no te contaron de B.Franklin

  • Templanza: No comas hasta el hastío; nunca bebas hasta la exaltación.
  • Silencio: Habla solo lo que pueda beneficiar a otros o a ti mismo; evita las conversaciones insignificantes.
  • Orden: Que todas tus cosas tengan su sitio; que todos tus asuntos tengan su momento.
  • Determinación: Resuélvete a realizar lo que deberías hacer; realiza sin fallas lo que resolviste.
  • Frugalidad: Gasta solo en lo que traiga un bien para otros o para ti. No desperdicies nada.
  • Diligencia: No pierdas tiempo; ocúpate siempre en algo útil; corta todas las acciones innecesarias.
  • Sinceridad: No uses engaños que puedan lastimar, piensa inocente y justamente, y, si hablas, habla en concordancia.
  • Justicia: No lastimes a nadie con injurias u omitiendo entregar los beneficios que son tu deber.
  • Moderación: Evita los extremos; abstente de injurias por resentimiento tanto como creas que las merecen.
  • Limpieza: No toleres la falta de limpieza en el cuerpo, vestido o habitación.
  • Tranquilidad: No te molestes por nimiedades o por accidentes comunes o inevitables.
  • Castidad: Frecuenta raramente el placer sexual; solo hazlo por salud o descendencia, nunca por hastío, debilidad o para injuriar la paz o reputación propia o de otra persona.
  • Humildad: Imita a Jesús y a Sócrates.

 

Para introducir esta serie de hábitos en su vida, Ben aconsejaba centrarse una semana en cada uno de ellos y apuntar en un diario cada vez que se creyera que se había roto esa conducta. Según él, si a lo largo de una semana la persona era capaz de no “salirse de esa línea” ni cometer un solo error, podía darse esa actitud como dominada.