Escribí estas palabras el 31/3/2020, hace casi dos años. Por si no recuerdas las fechas, apareció el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19. Aunque durante semanas escuchábamos rumores, y ya habían cerrado colegios y negocios, con este decreto, nos encerraron en casa durante 99 días (con más o menos restricciones).
Por permiso de todos los nuevos juristas-vulcanólogos-epidemiologos, dejaré a los eruditos del futuro juzgarnos, a todos y sin excepción, cómo estamos gestionado el COVID, sin embargo, no nos habíamos enfrentado con anterioridad a esta separación social como la de esos días. A partir de ahí, y después de leer y ver como muchos se quejaban sobre el aburrimiento, decidí compartir las palabras que estás apunto de leer y que después de llevar 4 días encerrada (dado mi positivo en ómicron), he decidido compartir aquí.
No estás aburrido, estás solo.
En el momento en el que comento mi rutina -que normalmente es la misma- muchas personas me contestan que ellos no saben ni qué hacer nada más despertarse. ¿No lo sabes? Empieza haciendo la cama.
He reflexionado sobre el aburrimiento y he llegado a la conclusión que la gente se aburre debido a la dependencia que tienen de terceros, ‘¡es que necesito ir al bar con los colegas!’ ¿necesitas? necesitas agua, pero ¿ir al bar con los colegas? yo quiero helado, pero no lo necesito, mi cuerpo puede vivir sin helado (para mi desgracia).
En el fondo no eres sentimental, no eres cariñoso, eres dependiente. Quieres que Fulanit@ te acompañe a hacer A o B, quieres ir acompañado a tal sitio o ir a cenar con no se quién. Quieres, no lo necesitas.
No estás aburrido, estás dándote cuenta de la dependencia externa que tienes para mantener tu cuerpo y tu mente en movimiento con ayuda de terceros. Debes aprender a vivir contigo mismo y dejarás de aburrirte, porque descubrirás tus verdaderos hobbies, tus necesidades, tus ambiciones. Cuando hagas ese ejercicio disfrutarás de ti mismo como de la compañía de los demás, hasta entonces, estas condenado en 4 paredes.
Lee, dibuja, pinta, medita, ve una serie, escribe, haz ejercicio, juega a la xbox… crea nuevos hábitos, cuando lo hagas sin aburrirte, es decir, cuando aprecies que puedes hacer cosas solo y divertirte, entonces, habrás dado un paso más contra la depresión de la soledad.
No me malinterpretes, el ser humano es un ser sociable, es normal echar de menos a tus seres queridos, sin embargo, me da la sensación de que cada día somos una sociedad más infantilizada, más dependiente, sin importar la relevancia de esos terceros en nuestra vida, y olvidamos nuestras inquietudes o necesidades propias.