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¿Te has preguntado alguna vez por qué sientes ese ardor en tus músculos después de un entrenamiento intenso? Ese ardor se debe a la acumulación de ácido láctico en tus músculos. Pero, ¡alto ahí! No te asustes, este compuesto tiene más de una cara y su papel en tu rutina de ejercicios puede ser sumamente beneficioso.

Disclaimer: Este artículo busca resaltar cómo este compuesto, generado en situaciones de esfuerzo físico, puede mejorar nuestra resistencia, quemar grasas eficientemente y beneficiar nuestra salud cardiovascular y rendimiento deportivo. En ningún caso, el objetivo de este artículo es tratar los productos de cuidado personal/belleza cuyo componente sea el ácido láctico.

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¿Qué es el ácido láctico y cómo se produce?

El ácido láctico es una sustancia química que se forma en nuestros músculos cuando realizamos actividades físicas intensas o ejercicio de alta intensidad. Cuando estás moviéndote a toda máquina, tu cuerpo necesita energía para seguir adelante. Para esto, usa el glucógeno almacenado en los músculos para obtener esa energía tan necesaria.

Cuando tus músculos trabajan (trabajan de verdad, no cuando haces el paseo del jubilado por el gimnasio), como en una sesión ejercicios de fuerza, el cuerpo rompe el glucógeno para obtener esa energía. Sin embargo, cuando el ritmo del ejercicio es elevado, el oxígeno no llega a las células musculares tan rápido como se necesita. Como resultado, el glucógeno se descompone en ácido láctico para proveer de energía temporal a los músculos.

El aumento del ácido láctico en nuestros músculos desencadena una respuesta en el sistema endocrino, lo que lleva a una liberación más significativa de hormonas anabólicas, como la hormona del crecimiento y la testosterona. Estas hormonas son fundamentales para el desarrollo y crecimiento muscular. La hormona del crecimiento es responsable de la reparación y el crecimiento celular en todo el cuerpo, incluyendo los músculos. Mientras tanto, la testosterona juega un papel crucial en la síntesis de proteínas y el aumento de la fuerza muscular.

La relación entre el ácido láctico y las hormonas anabólicas funciona de manera sinérgica, ya que cuando hay una acumulación significativa de ácido láctico debido al ejercicio intenso, se estimula la producción y liberación de estas hormonas anabólicas en el torrente sanguíneo. Esto, a su vez, promueve el crecimiento muscular, la recuperación y la mejora del rendimiento físico.

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Beneficios de hacer cardio después de la musculación y el ácido láctico

Una vez que has dado lo mejor de ti en una sesión de fuerza, tus músculos pueden estar inundados de ácido láctico, y aquí es donde entra en acción el cardio. Hacer ejercicio cardiovascular después del entrenamiento de fuerza hace que:

  1. Elimines el ácido láctico: El cardio después de la musculación ayuda a aumentar el flujo sanguíneo y, por lo tanto, el suministro de oxígeno a los músculos fatigados. Esto permite que el ácido láctico sea llevado a las células musculares y tejidos circundantes, donde puede ser reconvertido en glucógeno o eliminado del cuerpo más rápidamente.
  2. Reducción del dolor muscular: Con una mejor eliminación del ácido láctico, también se reduce la duración y la intensidad del dolor muscular que a menudo experimentamos después de un entrenamiento intenso. Esto significa que estarás listo para volver a entrenar antes y con menos molestias.
  3. Quemagrasas: El cardio acelera la quema de grasas y, cuando ya has agotado tus reservas de glucógeno durante el entrenamiento de fuerza, tu cuerpo recurre al michelin para obtener energía.
  4. Mejora del rendimiento: Al mejorar tu capacidad para eliminar el ácido láctico y reducir el dolor muscular, estarás más recuperado para futuros entrenamiento. Esto te permite aumentar tu rendimiento y alcanzar tus objetivos más rápido.

Entrenamientos

El entrenamiento Tabata es un tipo de entrenamiento de intervalos de alta intensidad. Se basa en realizar ejercicios a máxima intensidad durante 20 segundos, seguidos de 10 segundos de descanso, repitiendo este ciclo durante 4 minutos en total (8 rondas). Es corto, intenso y efectivo para mejorar tu condición física en poco tiempo.

Ejemplos, realiza cualquier ejercicio de tábata, y seguidamente, ve a la cinta de andar durante 20-30 minutos, con no menos de 10 puntos de pendiente (según la máquina) a una velocidad que no te permita hablar con normalidad.

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Conclusión: Cardio y musculación, el dúo dinámico.

En resumen, el ácido láctico es una parte normal y beneficiosa de tus entrenamientos. No tengas miedo de sentir ese ardor en tus músculos. Al agregar una sesión de cardio después de tu entrenamiento de fuerza, estarás aprovechando al máximo los beneficios de ambos mundos. Tu cuerpo te lo agradecerá.

 

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